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El impacto ambiental que genera la actividad del sector cárnico ha obligado a las empresas españolas a adoptar medidas para garantizar la sostenibilidad y el cumplimiento de la Agenda 2030. Más allá de las directrices que marcan los organismos internacionales, el sector ha dado muestras de su concienciación, demostrando ser el actor más interesado en poner la innovación al servicio del medio ambiente.

En este sentido, no son pocas las compañías y asociaciones –cabe tener en cuenta que el cárnico es líder dentro del sector de la alimentación, con cerca de 3.000 empresas– que están invirtiendo recursos para llevar a cabo una necesaria transición hacia modelos de producción más sostenibles, basados en la circularidad y neutros en emisiones.

De hecho, hace tan solo unos meses, las seis organizaciones interprofesionales que representan al sector ganadero-cárnico español (AsiciAvianzaIntercunInterovicInterporc y Provacuno) anunciaban la inversión de 5.100 millones de euros en un proyecto de transformación ecológica y digital. La iniciativa permitirá reducir la huella de carbono en un 30% para los productos finales, logrará hacer descender los niveles de amoniaco en un 28%, la huella hídrica en un 18%, los consumos energéticos en las granjas en un 38% y en las industrias en un 22% y limitar el uso de piensos en un 15%.

En efecto, a diario surgen nuevas iniciativas encaminadas a fomentar la sostenibilidad y la economía circular en la industria cárnica. Sin ir más lejos, esta misma semana se daba a conocer el proyecto Innoccol, que propone soluciones para evitar el desperdicio alimentario. Sin embargo, a menudo todos estos esfuerzos no llegan a la ciudadanía.

En el punto de mira

Si las consumidoras y los consumidores desconocen las decisiones adoptadas por las empresas del sector para dar lugar a prácticas respetuosas con el medio ambiente, así como su compromiso con la generación de empleo y la producción de calidad, no es, precisamente, porque no despierte el interés de los medios de comunicación.

Reciente es el episodio en el que las palabras del Ministro de Consumo, Alberto Garzón, en una entrevista para el diario británico The Guardian, provocaron gran revuelo en la opinión pública española. Macrogranjas, explotación, ganadería intensiva… son términos que, día tras día, escuchamos en radio y televisión y leemos en la prensa, a menudo, proveídos de un contexto insuficiente.

El primer paso hacia la sostenibilidad es, sin duda, hacer. Tomar decisiones y poner en marcha acciones, algo que, aun con muchos desafíos por delante, la industria cárnica y ganadera tiene claro. Ahora, sin embargo, la asignatura pendiente es comunicar. Es fundamental dar a conocer los valores y objetivos que, en este momento, guían la actividad del sector. Porque, como suele decirse en el entorno de la comunicación y el marketing, “lo que no se comunica, no existe”. Si no nos esforzamos por comunicar, alguien lo hará por nosotros y puede que no en el sentido que queremos.  

Afortunadamente, esta idea ya empieza a calar. La semana pasada, en el marco del Congreso AEOCC de Productos Cárnicos y Elaborados, el sector constataba esta necesidad y animaba a “comunicar las buenas prácticas para llegar a un consumidor cada vez más concienciado”, así como a contestar los bulos y las desinformaciones “con una comunicación basada en criterios técnicos y científicos”.

Para guiar a las empresas en este sentido, Meat2030 ofrece soluciones de comunicación  responsable, sostenible y estratégica para rentabilizar con proyección social, económica y medioambiental las apuestas sostenibles del sector cárnico. Puedes conocer más sobre nuestros servicios y ponerte en contacto con nosotros pinchando aquí.

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